La verdad es que este post te va a resultar cuanto menos curioso. ¿Un blog de psicología hablando de festivales de Rock and Roll? En un principio podría sonar raro, pero es que la sensación de felicidad ha sido tan plena que no me queda otra que contar mi experiencia.
Han sido cuatro días de vacaciones en los que he disfrutado como un enano. Lo más parecido a cuando abría los regalos de reyes hace 20 años.
Además, ha sido una forma barata y rápida de irme de vacaciones con amigos, disfrutar de la playa, vivir aventuras, conocer gente, dormir bajo las estrellas y disfrutar de un evento único. (Además he vuelto moreno jejejeje). Por 150 euros, tienes pensión completa y no te falta de nada durante cuatro días. Llenas el coche de bártulos y víveres y carretera y manta.
Vamos por partes.
Contenido
¿Qué es un festival de rock?
Un festival de rock es un evento en el cual durante tres o cuatro días actúan un montón de bandas. Lo habitual es acampar, pasar calor, comer mal, dormir muy poco y volver afónico completamente.
¿Te sientes triste?
Vídeo curso GRATUITO:
"Aprende a superar la tristeza"
Descubre 3 técnicas científicamente probadas para mejorar tu estado de ánimo
Si, ya sé que normalmente recomiendo hacer deporte, llevar una rutina sana de comidas y dormir ocho horas, pero son tres días. No se te ocurra vivir como si estuvieses de festival o no duras ni un mes.
Por supuesto olvídate de la tecnología. Déjate el móvil en casa o apaga los datos que no vas a tener dónde enchufar el aparato (Actualmente en los festivales se ofrecen facilidades para cargar los móviles, pero yo soy un pureta y recomiendo pasar del teléfono.)
En estos eventos conoces un montón de gente. Todo el mundo se ayuda, comparte lo que tiene, intercambia experiencias y aprendes un montón. Para mí es la mejor experiencia.
Después, si te gusta la música puedes ver a 10 o 12 de tus grupos preferidos en menos de 48 horas. Es una explosión de emociones. Este festival me he reído, me he enfadado y hasta se me han saltado las lágrimas con los grupos. Experiencia catártica.
Te voy a contar los que creo han sido las variables qué más han influido en mi bienestar.
Aislamiento tecnológico
Los estudios científicos relacionan el bienestar con estar presentes en el momento. La tecnología móvil nos hace despegarnos muchísimo de nuestra realidad. Hay incluso estudios que predicen la infelicidad si estás mirando una pantalla antes de acostarte. Hasta ahí llegamos.
¡¡Pero si yo trabajo online cómo voy a aislarme de la tecnología!!
Pues precisamente por eso. Me pego el día entero pegado a la pantalla de un ordenador y por eso no podía permitirme hacer lo mismo durante estos días, así que desconexión. (Vale, confieso que un par de días miré el correo por si tenía algún email importante de algún paciente), pero menos de 30 minutos en 4 días.
La libertad que uno siente al no tener que contestar wasaps, tweets, correos etc… es impresionante. Te permite centrarte en lo verdaderamente importante. ¿Qué hacíamos hace 10 años?
Al contrario de lo que puedes pensar a priori, no ocurrió ninguna desgracia durante esos días por no estar conectado a la tecnología. Lo único que el lunes me tocó contestar a un centenar de correos, pero nada más.
Por lo tanto, aprendizaje número 1: deja de lado la tecnología un rato cada día para conectar contigo mismo y con lo que te rodea.
Vivimos en una sociedad en la que ya no saludamos a nuestros vecinos, en la cual ya no tenemos grupos sociales de referencia. No conocemos a la persona que vive al lado. Esto es lo más anti humano que hay.
Venimos de vivir en tribus en mitad de la selva, necesitamos del apoyo social para sobrevivir.
Si me lees habitualmente sabrás que realizar actos amables ha demostrado científicamente hacerte más feliz, por lo que yo recomiendo hacerlo abiertamente para superar la tisteza
Pues en los festivales esta actitud es la que prima.
Si se me olvida el hinchador de colchones, los “vecinos” de tienda me lo dejan. Pero es que además me dan una cerveza fresquita y me preguntan de dónde vengo. Puedo mantener una conversación amena y personal con todo el mundo que está acampado alrededor.
Basta con un “¡Hola! Si necesitáis algo estamos aquí al lado acampados”. Y la gente responde maravillosamente. ¡¡¡Después de todo seguimos siendo humanos!!!! ¡¡¡Hay esperanza!!!
Si tienes un toldo y los vecinos de al lado no tienen, los invitas a una cerveza y a sombra. Y si tienen que pasarse allí 8 horas, pues no hay problema.
El colmo ya del buen rollo es dentro de los conciertos. Generalmente en este tipo de eventos se baila pogo (Para el que no lo sepa es básicamente pegarte cabezazos contra los demás), desde fuera parece algo de alto riesgo, pero es que mira que llevo conciertos a mis espaldas y nunca he visto a nadie hacerse daño. Si alguno pierde el equilibrio, automáticamente todo el mundo para y le da la mano para levantarse. Es maravilloso.
Este año incluso vi una cosa que jamás había visto. Un chaval con silla de ruedas era empujado por su amigo en mitad del pogo, Toma ya, y el tio bailando y disfrutando cómo el que más. (Por cierto, un aplauso para la organización por los accesos para personas con movilidad reducida y la plataforma elevada para que pudiesen estar con las sillas de ruedas).
Voy a poner un vídeo de un pogo, para que os quede claro lo que es. (No es de este festival que os hablo, pero por allí estaba también jejejeje)
La gente es libre, y eso se nota en las caras y en la actitud. Es algo precioso de ver.
Regulación emocional
Como bien sabes, una de las claves de regular emociones es no bloquearlas. Y una buena forma de hacerlas salir es con música. Pues qué mejor oportunidad para hacerlo que esta.
La verdad es que tuve varios momentos cumbre, emocionalmente hablando, durante el festival. Te voy a contar los cuatro que más me marcaron.
El primer día con los Granainos “Hora Zulú” se me revolvieron hasta las tripas. Qué capacidad para sacar cosas de dentro tienen las letras de este grupo. Los llevo escuchando desde el año 2002 o 2003 y he pasado con sus letras una adolescencia entera, amores, desamores y sinamores… Sobra decir más. Los he visto por lo menos 8 o 9 veces y nunca me decepcionan. Siempre me hacen echar fuera todo lo malo.
El segundo momento fue por la mañana, al lado de la playa. En acústico con “Poncho K”. Tiene una capacidad para tocar el alma con su música casi inigualable. También llevo años escuchándole, pero era la primera vez que tenía la oportunidad de verlo en acústico y me dejó helado. En un momento noté cómo se me caía una lágrima de la emoción. Guardo ese momento con mucho cariño.
El tercer momento fue viendo a Desakato (Soy consciente de que os que me conocen me van a vacilar diciendo que ya hablo de Desakato hasta en el blog). Yo creo que tuve una regresión a los dieciocho años porque a las 6 de la tarde en Almería estaba en primera fila (Literalmente) tragando polvo, bailando cómo un loco y sujetando Asturianos de 2 metros (Esta gente se tira encima del público muy a menudo). Mucho mejor que cabrearte y pagarlo con los tuyos es desfogar en un concierto suyo. Creo que les habré visto otras 7 u 8 veces y cada vez me lo paso mejor. Las canciones te acarician y te pegan en la cara en pocos segundos. Salí afónico, empapado (Me regaron bien con una manguera), con codazos en las costillas y más feliz que un regaliz.
El cuarto momento fue con la Raíz. Son un grupo que da igual las veces que les vea, que me hacen feliz desde el primer acorde. Son capaces de trasladarte por todos los estados emocionales posibles. Desde la rabia, a la tristeza, a la esperanza, a la euforia. Como dicen ellos, “Y viendo que esta vida no es larga, seremos niños detrás de las barbas”. Así que a disfrutar.
La verdad es que todo para enmarcar.
Vuelta a lo verdaderamente importante para ser feliz
Vivimos en una sociedad en la que parece que nos hemos olvidado de lo importante. Lo único que teníamos que hacer era nacer, comer, buscar refugio, socializar y si sobraba energía y había alguien dispuesto, reproducirnos.
¿Dónde ha quedado todo esto?
Nos pasamos ocho horas (El que tiene suerte), metidos en un cubículo de plástico metiendo datos en un ordenador. Después llegamos a casa demasiado cansados para quedar con amigos, ver a nuestra familia o dar un paseo por el monte.
A mí no me cabe duda de que la mayoría de los trastornos de ansiedad, anímicos, de consumo de sustancias y alimenticios son culpa de este estilo de vida que llevamos.
Pues irse de festival es un poco como regresar al hábitat para el que estamos preparados. Es volver a la selva.
Solamente tienes unas cuantas preocupaciones como buscar refugio, a poder ser con sombra, que estamos en Almería y es agosto. Buscar dónde comer (O cómo llegar a dónde está la comida sin morir deshidratado) y socializar. La única preocupación es cómo guardar energía para poder ver al grupo que te gusta y toca a las dos de la mañana. Eso es todo.
Es absolutamente liberador.
Por las mañanas te sientes cómo un Tuareg en búsqueda de sombra en medio del desierto. Por las tardes eres medio Bosquimano cazando y recolectando bocadillos de chóped y ya por la noche eres un Cherokee aullando a la luna. Casi cómo estudiar antropología oiga.
Conclusión
Evidentemente no te voy a recomendar que te vayas de festival si no te gusta la música. Pero quiero que entiendas lo que te quiero trasladar en este artículo.
Somos cada vez menos humanos. Hemos dejado de lado nuestra esencia. Nos pasamos el día delante de pantallas, ya sea para ligar, para comprar o para cazar Pokemons. Nuestro cuerpo reacciona emocionalmente y se revuelve ante esta vida y lo único que el sistema de salud nos puede ofrecer son píldoras para silenciar estas emociones.
Por eso te recomiendo que de vez en cuando hagas borrón y cuenta nueva. Que te vayas a escalar una montaña o que apagues el móvil cuando estés con tus seres queridos.
Intenta fomentar la amabilidad. Sonríe a la próxima persona que te pida un euro, y aunque no se lo des, habla con él. Seguro que aprendes muchísimas cosas del mundo y de ti mismo.
Si tienes que bailar baila, déjate de pensar en lo que digan los demás. ¡Suéltate el pelo morena! Si te apetece gritar, grita y si te apetece llorar, llora. Que no pasa nada. Eso sí, si te apetece pegar puñetazos, no lo hagas, métete en un pogo. Verás que descarga.
He querido contarte lo que a mí me hace más feliz no para que lo imites sino para animarte a encontrar tu espacio.
Y tú qué ¿Dónde te vas de vacaciones?
¡Pues viva el frikismo que nos hace felices, Jesús! Me ha encantado este post y que nos cuentes tu experiencia porque me identifico totalmente contigo. Si hay algo con lo que me siento feliz es durante un festival de rock y todos los años reservo unos días para ello, aunque yo ya me quedo en hotel que estoy mayor jajaja… Pero los riffs de las guitarras, el buen rollo general y sobre todo el sentimiento de compartir con otras personas las emociones y sensaciones que se mueven al escuchar esos temas que te han acompañado tantas veces me llena de alegría y plenitud. Sentirte tú mismo junto a otros, sentirte libre. Como dices, sin preocuparte de casi nada, solo sintiendo, siendo y estando. Uf, se me ponen los pelos de punta. Maravilla!
Muchas gracias por compartirlo, y salud y rock and roll!
Jejejeje, yo ya tengo ganas de volverme a ir… ¡Un abrazo Cris!
Fabuloso, post, Jesús!!
Muchas gracias por ayudarnos a darnos cuenta de lo que es verdaderamente importante y cómo nos complicamos la vida innecesariamente, sin darnos cuenta.
La música es la excusa, pero, seguro que todos, si nos lo proponemos, podemos encontrar algo que nos ayude a conectar con nosotros mismos y a SER, sin más.
Algo tan fácil y acesible como desconectar el móvil y socializar con las personas que tenemos al lado, ¡nos puede aportar tantísimo!
¡Gracias, Jesús! ¡¡Leyéndote me he sentido como si estuviera de vacaciones!! ¡Qué subidón! ¡Imagínate si hubiera podido estar allí de verdad! 😀
¡Un fuerte abrazo!
¡Al próximo te vienes Ana! jejeje ¡Un abrazo!
Deseando x dios!!!!!
¡Hecho! ¡Avísame, que me apunto! 😉
Me encantó tu aventura, Jesús. Gracias por convertir un festival de música en un retiro Vipassana.
Me viene esto a la cabeza porque muchas veces buscamos el Ser, como dice Ana, allí donde no está.
Me contaba una amiga que estaba triste y quería hacer un retiro Vipassana para encontrarse a sí misma. Después de leerte voy a recomendarle música y frenesí. Porque, a veces, hay que salir de nosotros mismos, perseguir al conejo blanco y dejarnos caer en la madriguera.
La verdadera espiritualidad está en decir sí a la vida, venga vestida como venga, bailando pogo, pasando sed o durmiendo bajo las estrellas.
Si buscas felicidad y plenitud derrocha felicidad y plenitud. La felicidad es una cuestión de actitud. Sácala a bailar o te quedarás solo en la fiesta.
Un abrazo!
Ubuntu!!
Totalmente de acuerdo Francisco Javier. ¡Otro abrazo!
Sencillamente, genial.
Saludos Jesús.
¡ME alegra que te haya gustado! 🙂
La verdad es maravilloso, en un Festival de esos no he estado, pero cerca de mi casa hay un sitio mágico que se llama Alexis viernes, hay conciertos en directo los viernes , y sábados, voy de vez en cuando y me olvidó del mundo, gracias por compartir tu experiencia Jesús
De ve en cuando hay que perderse. Viene muy bien 🙂
Excelente..gracias por transmitirnos tu experiencia.. Y tienes toda la razón!! Saludos….
ME alegra que te haya gustado 🙂
Que ganas de irme de Festival me han dado al leer el post!!!Tienes toda la razón. Yo también me sentía libre cuando iba de conciertos!Después de ser mamá ya no volvi a ir a ninguno.Creo que va siendo hora ..
Pues ya sabes Loreto… A comprar entradas se ha dicho. 🙂 Un abrazo!!!
Hola Jesús,
Me parece genial que un blog de psicología hable de festivales de rock, yo diría más bien ¿y por qué no?
Soy una persona a la que le encanta el autoconocimiento, la espiritualidad y me atrae lo que se sale de lo convencional. Esto no tiene que estar reñido con nada. Las personas somos un compendio de muchas cosas, no debería de sorprendernos pero seguimos sorprendiéndonos. En esto hacen flaco favor las etiquetas pero claro, a veces, también son un poco necesarias para comunicarse 😉
Para mí los conciertos de rock (o festivales) son una terapia en sí misma. Identificada con mucho de lo que dices en este post. ¡Ah! yo cuando voy desconecto. Casi ni recuerdo que tengo un móvil con el que poder hacer fotos 🙂
El ambiente y las vivencias son increíbles, son un subidón de los que a veces hay que recolocarse, jejeje. Yo también escribí una entrada en mi blog este verano sobre un conciertazo al que asistí. (Escribir para mí es otra terapia, jeje).
Entiendo que no a todo el mundo le guste pero a mi me chiflan y no está reñido con mi otro lado más trascendental o “zen” (por llamarlo de alguna manera, jajaja).
Muchas gracias por compartir este post en el que he conocido esa faceta tuya ronckanrolera, festivalera…. ¡Yeaaah!
¡Abrazo!
¡¡Ole Begoña!!!
Da gusto encontrarse a gente así por el mundo. Estoy completamente de acuerdo contigo en todo 😉
¡¡¡¡Y JOOOOODER!!!! Qué envidia de conciertaco te pegaste!!! ¡¡¡¡¡Me quedé sin entrada!!!! jejejejejejjee Como dice el poeta… Quien no quiere a los Barri no quiere a su madre.
Un abrazo enorme
Se vendieron veloces esas entradas, es cierto. Yo sinceramente “espero” que esto se vuelva a repetir o algún formato parecido… 🙏
Gracias por pasarte por mi web y dejarme un saludito 😉
¡Abrazoteee! y a seguir disfrutando del rock 🤘