Nuestro Equipo

Siento más tranquilidad y paz conmigo misma y con mi entorno. Comienzo a disfrutar de esas pequeñas cosas que mi tristeza no me dejaba ver… y que son tan importantes, cosas que no se valoran cuando todo se ve negro pero que luego tienen una importancia fundamental, levantarte por las mañanas y sentir que todo tiene sentido.

Quería superar una ruptura sentimental. Tenía sentimientos de tristeza y soledad. Me encontraba ansiosa. Ahora la tristeza y la ansiedad han desaparecido, me siento mucho mejor. Ahora me siento bien, aunque me da algún bajón y me siento triste, pero me encuentro más animada a hacer cosas en mi día a día.

Fui con un problema de ansiedad. Me sentía apagada, preocupada. Ahora siento que poco a poco vuelvo a ser yo. Vuelvo a tener ganas de hacer cosas. He encontrado las herramientas perfectas para poder corregir mis pensamientos negativos. Ahora estoy mucho más optimista.

Me sentía triste. He experimentado un cambio bastante bueno. He empezado a sentirme bien. Ahora me siento más alegre.

Aprendí a quitar, eliminar, borrar de mi mente las ideas negativas, a desconectar el pensamiento en las obligaciones, a gestionar el tiempo, no solo en el día a día si no en semanas posteriores. Aprendí a regular emociones a través del deporte.

El poder hablar y el que me proporcionaran las herramientas necesarias para afrontar los problemas, hizo que viese la vida de otra forma y lo más importante para mí, sin antidepresivos por primera vez.

Adquirí herramientas para combatir los problemas. Técnicas de relajación y respiración, delegación de tareas, bajar mi autoexigencia, a gestionar el tiempo y a centrarme en el presente.

Empecé a ser capaz de enfrentarme a mis miedos, de luchar contra todos los mensajes negativos que me mandaba mi cerebro, a costa de pasarlo mal en cada lucha, y a quedarme con la sensación de haber sido capaz de dar un pequeño paso más hacia delante, en lugar de lo mal que lo había pasado en el enfrentamiento.

En mi vida estaba instaurada la tristeza, y la ansiedad. Me sentía triste y nerviosa la mayor parte del tiempo.

Trabajando con Jesús conseguí tranquilidad y aceptación.

Ahora me siento en paz. Estoy mucho más segura de lo que hago y consigo disfrutar más del día a día.