Cada día más personas sufren el síndrome del burnout o lo que es lo mismo, se encuentran quemadas de su trabajo. Es una realidad que nuestro puesto laboral se ha convertido en una fuerte fuente de estrés. Probablemente siempre lo haya sido, pero con el empeoramiento de las condiciones laborales de los últimos años, el efecto es cada vez más común.
Cuando este fenómeno se lleva al extremo, puede aparecer lo que se conoce como el síndrome del burnout. O lo que es lo mismo, estar quemado de nuestro trabajo.
¿Qué es el síndrome de Burn out?
El síndrome de burnout no es una categoría diagnóstica. Simplemente es un fenómeno con un conjunto de síntomas comunes al que se le ha dado este nombre.
Si padeciésemos este síndrome y acudiésemos a un profesional de la salud, la etiqueta diagnóstica probablemente sería “trastorno adaptativo”. No obstante, en los últimos años se ha popularizado el término.
Por ello, el síndrome de burnout es un conjunto de síntomas que aparecen cuando nuestro trabajo supone una fuente de estrés importante. En ciertos casos, la persona llega a responder con emociones de ansiedad, tristeza o ira ante cualquier estímulo relacionado con el entorno laboral.
Ni siquiera hace falta que esté presente en él, simplemente puede reaccionar ante un pensamiento o una noticia del telediario o incluso al ver el logotipo de su empresa en algún lugar.
Causas del síndrome del burnout
Las causas para desarrollar un síndrome de burnout pueden ser muy variadas. Siempre tenemos que tener en cuenta que las variables que influyen son tanto personales, como ambientales y la interacción de ambas.
Es decir, lo que a una persona le puede generar un estrés tremendo, a otra le puede suponer un reto divertido. Aunque evidentemente hay factores como el maltrato en el trabajo que siempre serán un factor decisivo para desarrollar este tipo de problemas.
Indefensión aprendida
Cuando sentimos que no tenemos control sobre los efectos de nuestras acciones poco a poco vamos sintiéndonos cada vez más indefensos. Por ello nuestro cuerpo al principio reacciona con estrés para afrontar las demandas del medio, pero como este estado requiere de la movilización de muchos recursos, si no conseguimos cambiar la situación, poco a poco entraremos en un estado de conservación de energía, que aparece con emociones de tristeza, apatía, indefensión etc.
Esto ocurre en trabajos en los que no hay refuerzo, sino simplemente castigo o indiferencia. Es decir, nos esforzamos por hacerlo lo mejor posible, pero sentimos que no obtenemos el reconocimiento que merecemos. Ya sea económico o social. Esto nos hace poco a poco ir bajando los brazos hasta perder por completo la motivación.
Maltrato en el trabajo
Cuando sentimos que alguien nos agrede física o psicológicamente en nuestro entorno laboral, nuestro cuerpo reacciona con estrés. Es un mecanismo para intentar sobreponernos a la situación. Cuando este proceso se mantiene en el tiempo, las situaciones que nos generan ansiedad y otro tipo de emociones, se van generalizando.
Por ejemplo, puede que al principio solamente nos encontremos ansiosos ante situaciones en las que está presente el agresor. Después lo iremos haciendo en situaciones en las que es probable que esté presente. Más tarde iremos desarrollando, por condicionamiento operante, una tendencia a evitar todos los estímulos relacionados con el trabajo puesto que nos producen emociones desagradables, para al final, llegar a evitar hasta situaciones que nada tienen que ver con el entorno laboral.
Es importante señalar, que el maltrato en el trabajo, si así lo dictamina un juez, es un delito. Por lo que mi recomendación es que pongas todos los medios que tengas a tu disposición para pararlo.
Sentir que lo que haces no importa
En muchos trabajos, sobretodo en aquellos repetitivos que no suponen ningún reto, podemos llegar a aburrirnos tanto de la tarea que desarrollemos cierta aversión a la misma.
Nos puede ocurrir que el entorno o el trabajo en sí, sea tan poco estimulante que perdamos la motivación para realizarlo. En este estado somos mucho menos productivos y es probable que nos quememos pronto de lo que hacemos.
Por otra parte, aunque la tarea no sea repetitiva, pero sintamos que nuestro desempeño no tiene importancia real para nadie, también nos puede llevar a un estado de desmotivación.
Este efecto también se puede producir en empresas grandes donde percibes que te consideran solamente como un número. Que realmente no les importa lo que haces.
Sentirse poco valorado
Puede ocurrir que nos sintamos poco valorados, ya sea social o económicamente. A veces sentimos que tenemos demasiada responsabilidad para el sueldo que tenemos. Esto irremediablemente puede hacer que cada vez nos esforcemos menos y estemos menos motivados.
Cuando la motivación para hacer algo es externa, las posibilidades de mantener un ritmo alto son menores que si la motivación es interna.
Por ejemplo, si mi motivación para escribir artículos fuese recibir el reconocimiento de muchas personas, en el momento que no lo recibiese, seguramente dejaría de escribir. Pero como la motivación es interna y realmente me encanta investigar, escribir y la psicología en general, es muy posible que durante gran parte de mi vida dedique tiempo a hacer esta tarea.
Factores de riesgo del síndrome del burnout
Como decíamos al principio, los factores pueden ser tanto internos como situacionales. Vamos a repasar los que a mi juicio son los más importantes.
Factores internos de riesgo para desarrollar un síndrome de burnout
Uno de los más importantes es la carga genética que tengamos. Es decir, si tenemos antecedentes de problemas de estado de ánimo o ansiedad es más probable que seamos susceptibles de desarrollar este tipo de problemas. Hay evidencia científica de la influencia de la genética en el desarrollo de problemas de salud mental. Pero se trata de un factor inmodificable.
Por supuesto, también cuenta el aprendizaje que hayamos tenido durante toda nuestra vida. Haber pasado por situaciones similares en el pasado nos puede llevar a sensibilizarnos con este tipo de situaciones y hacernos desarrollar este síndrome de forma más rápida o más intensa.
También tienen un peso importante los recursos con los que contemos. Es decir, si durante nuestra vida hemos aprendido a regular emociones con eficacia, a ser más sociales o a gestionar el estrés, es probable que nuestra capacidad para resisitir situaciones adversas sea mayor.
Al final el estrés depende de que percibamos que tenemos recursos innecesarios para afrontar las demandas del ambiente. Si nos percibimos con muchos recursos, será más probable que nos tomemos el problema como un reto.
Factores externos para desarrollar el síndrome de burnout
Los factores eternos se refieren principalmente a las demandas externas del ambiente. Es decir, cuanto más demandante sea el trabajo, más posibilidades tenemos de estar estresados.
Trabajos en los que hay riesgo real para nuestra vida pueden suponer todo un reto para nuestra salud mental, pero también trabajos muy demantantes a nivel atencinal, como puede ser situaciones laborales demasiado repetitivas.
Por supuesto la retribución económica también influye. Aunque existe una habituación a nuestro sueldo, sentir que no podemos cubrir nuestras necesidades básicas con el dinero que obtenemos a final de mes, nos puede generar mucho estrés.
Modelo para explicar el síndrome del burnout
Casi todos los casos que llegan a nuestro centro de psicología en Madrid con esta problemática se adaptan a un modelo en concreto que paso a explicar.
La respuesta de estrés se da cuando percibimos que tenemos recursos insuficientes para hacer frente a las demandas del ambiente. Cuando esto ocurre, nuestro cuerpo reacciona para poder estar a la altura.
En una primera fase de alerta, la activación es alta, para conseguir sobreponernos a la situación. Por ejemplo, podemos ver esta respuesta en animales que son atacados por un depredador. El cerebro modifica la activación para poder correr más rápido o luchar con más ahínco y salir vivos.
Pero esta fase no dura para siempre, ya que consume grandes cantidades de energía. Pronto entramos en una fase de meseta, en la que la activación es menor, pero seguimos en modo lucha o huida.
Si la situación permanece, el cuerpo entra en una fase de agotamiento, en la que lo primordial es conservar la energía. Esta fase se da cuando un animal está herido y no puede hacer nada más que intentar conservar fuerzas para cuando pueda escapar.
Por ello, cuando se dan estas circunstancias en el entorno laboral durante demasiado tiempo, entramos en la fase de agotamiento, que se acompaña con cansancio, tristeza, sensación de inutilidad, poca motivación y un largo etcétera de síntomas conductuales, fisiológicos y cognitivos.
Síntomas del síndrome del burnout
La sintomatología del síndrome de burnout suele ser de corte ansioso depresivo. Dependiendo de la situación y la persona que lo sufra. Pero en general, suele haber síntomas comunes que aparecen en la mayoría de los cuadros.
Síntomas cognitivos: Preocupación, pensamientos automáticos negativos, sentimiento de poca valía, hipervigilancia hacia estímulos relacionados con el trabajo, dificultad para concentrarse, empeoramiento de la capacidad de atención y memoria.
Síntomas fisiológicos: Taquicardias, tensión muscular, respiración agitada, sueño y apetito alterados, cansancio físico, tendencia al llanto.
Síntomas emocionales: ansiedad, tristeza, ira, dificultad para experimentar placer ante actividades que antes nos gustaban, desmotivación, indefensión, desesperanza, baja autoestima.
Síntomas conductuales: tendencia a evitar las situaciones relacionadas con el trabajo. Menos productividad. Menos implicación en el entorno laboral. Disminución del contacto social.
¿Cómo evitar el síndrome del burnout?
En nuestra mano está el intentar hacer cada día en nuestro trabajo algo más agradable. Siempre tenemos limitaciones, puesto que no controlamos las condiciones laborales, pero dentro del margen de actuación que tenemos, podemos intentar estar lo mejor posible.
Para ello, es buena idea mantener buenas relaciones sociales con nuestros compañeros de trabajo. El apoyo social percibido mitiga las sensaciones de ansiedad y ayuda a la regulación emocional.
Por otro lado, mantener una actitud positiva y de agradecimiento. De esta manera es menos probable que nos habituemos a los estímulos agradables y los percibamos de manera más vívida. Esto hará que la balanza entre aspectos positivos y negativos esté más equilibrada.
Aprender a vivir el momento presente. Generalmente las preocupaciones no tienen nada que ver con el aquí y el ahora, sino que son o bien anticipaciones de lo que va a ocurrir o volver una y otra vez a acontecimientos pasados. Por ello, entrenar en mindfulness nos ayudará a mantenernos contentos en el ambiente laboral.
Afrontar de manera activa los problemas. Tampoco se trata de poner la otra mejilla siempre. Cuando haya aspectos con los que estemos descontentos, es buena idea intentar afrontarlos cuanto antes y de la mejor manera posible.
Además, el llevar una rutina de vida que fomente el bienestar, nos ayudará a estar mejor en todas las áreas de nuestra vida. Por ello, una alimentación sana, practicar ejercicio físico regularmente y mantener buenas relaciones sociales, son pilares que nunca deben faltar en tu día a día.
¿Cómo superar el síndrome del burnut?
Cuando estamos inmersos en un proceso de burnout, lo mejor que puedes hacer es pedir ayuda psicológica. Seguramente, para haber llegado a este estado, ya llevemos mucho tiempo aguantando e ignorando las señales emocionales que nuestro cuerpo nos ha ido mandando.
Por ello, es necesario que alguien nos guíe en el proceso de recuperación. Para ello tendremos que aprender algunas técnicas, por lo que se hace imprescindible contar con un profesional de la salud mental.
Tenemos que tener en cuenta que en este tipo de procesos suele haber muchas somatizaciones físicas al haber estado expuestos durante tanto tiempo al estrés. No se trata de un juego, es nuestra salud la que se ve afectada. Por lo que no lo dudes más y pide cita con un profesional.
Conclusiones
El síndrome del burnout no es una categoría diagnóstica oficial. Pero es cierto que muchas personas sufren una serie de síntomas relacionados con el entorno laboral que han hecho que el término se vuelva popular.
El factor determinante para desarrollar este tipo de problemática es el experimentar estrés durante largos periodos de tiempo. Para evitarlo, la mejor manera, es mantener una rutina de vida que fomente el bienestar.
Además, aprender a gestionar emociones nos puede ayudar a prevenir caer en este tipo de situaciones tan desagradables.
Por otra parte, si sientes que ya estás quemado de tu trabajo, no esperes más y pide ayuda. Te aseguro que la situación puede empeorar.



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