Desde hace tiempo se habla en los ámbitos científicos del bienestar de que las circunstancias externas de cada persona no son significativas a la hora de explicar el nivel de felicidad, sino que es el trabajo diario que dedicamos a esta meta el que realmente explica los niveles totales de bienestar. Dicho en cristiano, importa mucho más a la hora de ser feliz el tiempo que dediquemos al día a esta causa que mi nivel económico, el barrio donde viva, mi situación sentimental o cualquier otra variable externa.
En consulta me gusta poner ejemplos muy exagerados para que las personas que acuden a mi entiendan de que estamos hablando. Es cierto que a veces me paso, pero voy a poner dos ejemplos extremos de esto que estamos hablando. El primero es que si en los campos de concentración había gente que conseguía tener un cierto nivel de bienestar, todos podemos tenerlo.
El segundo ejemplo contrarresta al argumento tan repetido de “el dinero da la felicidad”. Se han hecho estudios en referencia a esto y está demostrado que sí que es verdad que en los momentos posteriores a recibir una gran cantidad de dinero hay un aumento de las emociones positivas, pero al año de haber cobrado, la persona está al mismo nivel de bienestar que antes de recibir la suma de dinero.
Contenido
¿Cómo empezar a ver el vaso medio lleno? Malas noticias… No hay píldora de la felicidad.
Por lo tanto el dinero no da la felicidad. Sí que es verdad que nos ayuda a cubrir nuestras necesidades básicas y a hacer nuestra vida más fácil, pero si no invertimos esfuerzo y tiempo en cuidar nuestro bienestar, os aseguro que no incrementará por sí mismo.
¿Cómo empezar a ver el vaso medio lleno? Tres cosas positivas.
Una de las recomendaciones que en los estudios ha demostrado mayor eficacia a la hora de incrementar las emociones positivas es apuntar todas las noches en una libreta tres momentos positivos del día e intentar revivirlos.
¿Quieres que te ayudemos personalmente?
Parece una cosa muy tonta y sencilla, pero lo bueno de la ciencia es que no deja lugar a dudas en este caso. Implementar este hábito ha demostrado eficacia a la hora de combatir sintomatología depresiva y sus efectos en las emociones positivas son incuestionables.
¿Cómo empezar a ver el vaso medio lleno? ¿Cómo lo puedo hacer?
Muy sencillo, compra una libreta y cada noche, antes de acostarte, dedica diez o quince minutos a tratar de recordar los tres mejores momentos del día. No tienen que ser grandes acontecimientos, pueden ser cosas tan sencillas como el café de la mañana viendo amanecer, la charla con un familiar cercano o comer un trozo de pizza disfrutando del sol calentando mi piel.
Poco a poco iremos descubriendo que la felicidad está en los pequeños momentos de cada día. Esta actividad además nos ayudará a dar la importancia merecida a los momentos buenos que disfrutamos y apenas valoramos.
¿Cuántas veces has dicho eso de “He tenido un día horrible”?
Te has dado cuenta de que a pesar de haber discutido con tu jefe (Que objetivamente es lo único malo que te ha pasado), has disfrutado de un desayuno al lado de tu familia, has charlado con tus compañeros de trabajo animadamente, has ido a hacer deporte y te has superado respecto ayer, has llegado a casa y te has echado la siesta plácidamente y has visto una película fantástica en la televisión. Pero sin embargo evaluamos globalmente el día como “horrible”. Graduémonos las gafas del bienestar y prestemos atención a los pequeños momentos de cada día.
Te suena la frase ¿Uno nunca sabe lo que tiene hasta que lo pierde? Pues dinamitemos esa frase. Seamos conscientes de todo lo que tenemos en nuestras vidas y disfrutémoslo a fondo.
Voy a hacer eso de apuntar en la libreta. A ver cómo me va… jajaja Empiezo por una cosa positiva de hoy: haber leído tu blog. jajaja
Apuntare en mi lista de cosas positivas el haber sido la cosa positiva de Barbara. 🙂
Estimado, Jesús realmente ha sido de mucha utilidad, leer y documentarse, con cada uno de tus excelentes trabajos, Actualmente estoy pasando por una situación muy difícil con mi ex, con la cual tengo 16 meses separados y aun me parece imposible olvidarla, a pesar de su personalidad agresiva, su soberbia y altivez y lo que es peor su bipolaridad, la cual me hizo Tanto daño, y que aun sigue Volviéndome loco con sus incongruencias de decirme que me ama y luego que no, que lo olvide, pondré en practica tus estrategias para intentar olvidar para siempre este mal sentimiento tóxico y dañino
Me alegro mucho de que te esté sirviendo el contenido del blog. La verdad, para la situación que me cuentas… Lo que mejor va es el «Mindfulness». Mano de santo 😉