En el post de hoy reflexionaremos acerca de la autoestima y la baja autoestima y a qué consecuencias puede conducir esta última y qué podemos hacer para evitarlo.
La autoestima es la evaluación perceptiva que los seres humanos tienen de sí mismos, es decir, en otras palabras, se trata de la forma en que, como seres racionales, nos percibimos a nosotros mismos, cómo consideramos la imagen que tenemos de nuestra propia persona.
¿ Malestar psicológico?
- ¿Ansiedad? ¿Tristeza? ¿Ira?
- ¿Preocupaciones? ¿Pensamientos negativos?
- ¿Necesitas ayuda para afrontar los problemas del día a día?
- ¿Dificultad para gestionar tus emociones?
- ¿Estado de ánimo bajo? ¿Sientes que no puedes disfrutar de la vida?
- ¿Problemas para dormir? ¿Te cuesta mantener la calma?
- ¿Te autocriticas demasiado?
- ¿Te cuesta conseguir tus objetivos?
¡Podemos ayudarte!
Cuando hablamos de baja autoestima, estamos refiriéndonos a que esa imagen que tenemos de nuestro ser es pobre o se encuentra disminuida, significando esto que no estamos valorando lo suficiente a nuestra persona, o bien que solo estamos teniendo en cuenta los aspectos negativos, dejando de lado aquellos positivos.
La autoestima es importante, vital en nuestra salud y estabilidad mental. De hecho, se encuentra recogida en la pirámide de las necesidades de Maslow.

La necesidad de autoestima se encuentra en orden de importancia tras las necesidades fisiológicas como la alimentación, la salud y el descanso, tras la de seguridad, como la vivienda y el empleo, y tras las sociales, como el desarrollo afectivo.
No obstante, se encuentra antes del último eslabón de la cadena, el último grupo de necesidades de la pirámide, la necesidad de autorrealización, compuesta por el desarrollo potencial, la moralidad, la creatividad, espontaneidad, la resolución de problemas y la falta de prejuicios, entre otros.
No queremos que la mención a esta jerarquía quede como anécdota, sino, más bien, remarcar que la necesidad de autoestima es el paso previo para conseguir la autorrealización con la que todos soñamos.
Y es que, en muchas ocasiones sabemos lo que queremos y cómo lograrlo, pero se nos olvida que para tener éxito en la consecución de nuestras metas, es imprescindible conocernos, gustarnos, querernos, sentirnos fuertes y seguros de nosotros mismos.
¿De qué se compone la autoestima?
Dentro de la autoestima podemos encontrar varios aspectos:
· Autorreconocimiento: hace referencia a la capacidad de identificarnos a nosotros mismos, saber quiénes somos y cómo somos.
· Confianza: se trata de la creencia de que somos válidos, capaces y tenemos seguridad en nosotros mismos.
· Respeto: alude al hecho de considerar y valorar especialmente a alguien o algo. En este caso, a nosotros mismos.
· Éxito: se trata de un buen resultado o buena aceptación en actuaciones concretas, o nuestra satisfacción vital de forma general.
La baja autoestima
Como hemos adelantado antes, cuando presentamos baja autoestima, esto se traduce en que no nos estamos valorando lo suficiente o nos estamos centrando solo en los aspectos negativos.
Una persona que tiene baja autoestima tiene una percepción ligeramente (o altamente) distorsionada de sí. Esta persona se compara con el resto y se percibe como inferior en uno o varios aspectos.
En contraposición con lo que se suele pensar, la baja autoestima no solo afecta a las cualidades físicas, sino que también podemos tenerla respecto a capacidades y cualidades abstractas, como psicológicas, emocionales, relativas a la experiencia, a las situaciones vitales, a las posibilidades y mucho más.
De todas maneras, cabe tener en cuenta que, normalmente, una persona con baja autoestima presentará este estado de forma generalizada y poco discriminada en diferentes aspectos.
La baja autoestima puede estar relacionada con otros problemas psicológicos
La baja autoestima o la falta de ella puede ser la causa o consecuencia de otros problemas psicológicos más graves. ¿Qué puede implicar?
En el “mejor” de los casos, nos sentiremos de alguna manera inferiores al resto, lo que nos restará fuerza, confianza y valor para realizarnos como personas, además de limitarnos en acciones cotidianas.
–> Lee nuestra entrada sobre salir de la zona de confort.
Aunque no seamos plenamente conscientes de esta situación, nos encontraremos inmersos en este estado de baja autoestima que reside de fondo en nuestra conciencia.
Aumentando la gravedad, la baja autoestima es la principal responsable del desarrollo de complejos, ya sean mentales o de otro tipo. Los complejos surgen cuando consideramos que tenemos un defecto, algo diferente o peor al resto de las personas en las que nos fijamos.
Existen muchas personas que son conscientes de sí mismas, de aquello que más les gusta y de lo que menos, de aquello más llamativo o diferente que tienen, aun así, no desarrollan complejos debido a su fuerte autoestima.
Situándonos en un plano de gravedad mayor, la baja o falta de autoestima puede desembocar en trastornos alimentarios, en depresión, en fobia social, en sentimientos de culpabilidad, en vigorexia, en suicidio, y en muchos otros más.
Se trata de un problema central que, como vemos, puede permear a una gran variedad de inquietudes, problemas, malos hábitos y trastornos psicológicos. ¿Por qué? Porque una de las bases más robustas – por no decir la que más – de la buena salud mental es la autoestima.
Conocernos, saber valorarnos, perdonarnos, cuidarnos, gustarnos, amarnos, protegernos a nosotros mismos, no compararnos obsesivamente… son la clave de un estado vital estable, sano y feliz.
Si crees que padeces problemas de baja autoestima y que esto puede relacionarse con otros males mentales, no dudes en acudir a un especialista, que te dará las claves y herramientas necesarias para enamorarte de ti mismo y rescatarte.
Deja una respuesta